La presente revisión de aplicaciones tecnológicas emergentes en el ámbito urbano se enmarca en el propósito del Programa de cooperación CEPAL-BMZ/GiZ 2018-2020, llamado “Sendas de desarrollo sostenible para países de ingresos medios en el marco de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe”.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible establece una visión transformadora hacia la sostenibilidad económica, social y ambiental, a partir de un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Se ha afirmado que la Agenda 2030 entrega una oportunidad para que los países de América Latina y el Caribe (ALC) aborden temas prioritarios, como la reducción de la desigualdad, el crecimiento económico inclusivo y el cambio climático, entre otros.
En la región ha aumentado la conciencia sobre las debilidades del sistema económico hoy vigente, en especial en sus aspectos sociales y ambientales, ya que los modelos de crecimiento económico basados en la exportación de recursos naturales y productos poco elaborados han alcanzado sus límites. Sin embargo, son todavía limitadas aquellas capacidades de los países de ALC para implementar la Agenda 2030 que permitan formular y poner en práctica estrategias que promuevan un cambio estructural respetuoso del medioambiente, socialmente aceptable, inclusivo y progresivo.
Para apoyar la implementación de manera coherente, intersectorial y holística de la Agenda 2030 y del Acuerdo de París sobre cambio climático (2015), el Programa de cooperación CEPAL-BMZ/GiZ 2018-2020 ha trabajado en nueve países piloto (Argentina, Brasil, Chile Costa Rica, Ecuador, México, Paraguay, República Dominicana y Uruguay), y a lo largo de su ejecución se ha enfocado en tres áreas temáticas o clústers: i) Planificación, estadísticas y financiamiento; ii) Gran impulso ambiental; y iii) Cambio digital.
Respecto de esta última área temática, el Programa ha observado la necesidad de profundizar en el conocimiento de aplicaciones tecnológicas emergentes en el ámbito urbano, a escala global, con el objetivo de que la región mejore sus estrategias de implementación de la Agenda 2030 y así sea capaz de promover el deseado cambio estructural según ya definido; vale decir, respetuoso del medioambiente, socialmente aceptable, inclusivo y progresivo.
La revisión que se presenta a continuación se basa en el supuesto de que en un continente eminentemente urbano como es el de América Latina y el Caribe, el progreso en la digitalización ciudadana podría abrir alternativas de desarrollo sostenibles para los países, en diversas escalas territoriales. La digitalización en referencia es un proceso en el que las ciudades, como señala V. Peugeot, aparecen hoy día entre dos imaginarios: ¿Inteligente o Colaborativa? (1) Por una parte, parece posible desarrollar soluciones digitales inteligentes para dar respuesta efectiva a una diversidad de problemas inherentes a las ciudades y su desarrollo. Por otra, surgen economías solidarias, colaborativas, circulares que utilizan de manera innovadora las nuevas tecnologías.
Los casos que a continuación se presentan revisan ejemplos de las posibilidades que se abren para la gobernanza de las ciudades, la participación ciudadana, el cuidado del medioambiente, desde el imaginario de las ciudades inteligentes: el análisis de grandes cantidades de datos (Big Data), la menor latencia en las comunicaciones digitales (5G), o el uso de bases de datos compartidas (Blockchain); junto con casos que se inscriben desde el imaginario de las ciudades colaborativas: las economías solidarias, colaborativas y circulares.
Los treinta casos seleccionados son una colección que permite visualizar alternativas de uso en las ciudades de América Latina y son parte de un universo en rápido desarrollo. Por este motivo se escogió un formato web que permite la ampliación del número de casos, o su reemplazo.
Metodología. El enfoque metodológico de este trabajo ha sido el de un estudio de casos. Esto es, una revisión de un universo de casos de tecnologías de información y plataformas emergentes que cumplieran los siguientes criterios:
Para identificar casos, se consultaron diversas fuentes secundarias disponibles en Internet: BID, CEPAL, OCDE, PNDU, UE, UN-Habitat, estudios sobre Big Data, Blockchain, 5G, Economías Solidarias, Economías Colaborativas y Economías Circulares; y bibliografía general.
En una primera revisión se registraron 150 casos con sus páginas web, videos explicativos y características principales. Para la presentación del Informe de Avance se redujo este universo a 60 casos. Tras la revisión de la contraparte se seleccionaron 30 casos de acuerdo con establecido en los términos de referencia.
Temas estudiados. Se ha utilizado “temas” como término que agrupa tanto las que son propiamente tecnologías (Big Data, 5G y Blockchain) como las formas que son propiamente sistemas microeconómicos (Economías Solidarias, Colaborativas y Circulares), algunos de los cuales operan en plataformas. Para cada tema se incluyen casos, o situaciones/experiencias concretas en que se da alguna de las tecnologías o sistemas microeconómicos seleccionados.
Cada caso es descrito a partir de una estructura estándar. El registro de cada caso se compone de los siguientes campos:
El informe se presenta en dos versiones, una en formato de texto imprimible y otra como página web. Esta última es más completa porque incluye las páginas web de los casos seleccionados, vídeos explicativos de las tecnologías, links con sitios con información complementaria. Por tratarse de temas y plataformas en rápida evolución, la versión web es la más adecuada, considerando que permite modificaciones, actualizaciones, ampliaciones de casos, y/o —de acuerdo con las diversas situaciones que puedan presentarse— cambiar los casos por otros más didácticos.
Del análisis de los casos presentados se desprenden diversas posibilidades de uso de algunas avanzadas tecnologías de la información, las cuales podrían ser implementadas a escala de los gobiernos locales por las autoridades, por organizaciones mixtas o por organizaciones de la sociedad civil, en distintas áreas. Entre muchas otras, sistemas de movilidad más accesibles a través de información proporcionada por la comunidad sobre el estado del servicio de transporte y otras variables de la ciudad; generación de empleo a través de la creación de mercados de trabajo virtuales; un mejor uso de los recursos públicos, por la vía de hacer seguimientos a los beneficios sociales; protección del medioambiente mediante la creación de aplicaciones que incentiven y guíen a la ciudadanía en la reutilización, recuperación y reciclaje de productos.
De los casos expuestos, los hay del tipo que requieren alta tecnología y recursos, como los relacionados con Big Data y Blockchain, pero también aquellos en que la tecnología es solo un elemento de apoyo, como, por ejemplo, las experiencias de Economías Circulares y Economías Solidarias. Esto da cuenta de dos tipos de escenario: uno que requiere de gran inversión y que no estaría fácilmente disponible para la mayoría de gobiernos locales; y otro que es aplicable incluso a nivel de barrio.
Que lo anterior sea posible a nivel local no dependerá entonces, en primera instancia, de la disponibilidad de recursos económicos, sino de visión y decisión. No se puede pretender que la autoridad local, la ciudadanía o las organizaciones sociales se motiven por usar metodologías, herramientas y tecnologías que no conocen. Debe así existir difusión, capacitación y financiamiento para este tipo de iniciativas: una política pública, como ha ocurrido en los países que alcanzan mayores grados de digitalización.
Existe la posibilidad de que la autoridad decida no hacer uso de este tipo de herramientas, ya sea por considerar que los beneficios están más allá de la realidad de su comunidad, porque le parecen poco realistas, porque no cuenta con los recursos humanos y económicos para implementarlas o simplemente porque le acomoda el estado actual de las cosas. Será conveniente, en este tipo de casos, contar con el apoyo de instancias de gobierno o de la sociedad civil que difundan, motiven, capaciten y financien proyectos e iniciativas. De lo contrario, la oportunidad de lograr beneficios para la comunidad mediante el uso de estas herramientas, se perderá.
En particular en tecnologías como Big Data, Blockchain y 5G existe la necesidad de establecer reglas claras, fijar políticas de uso y protección de datos, entre otras. En el proceso de recolección de grandes cantidades de datos, de su almacenamiento y posterior análisis, subyace siempre la posibilidad de dar a esa información un uso distinto del concebido o enunciado originalmente, este último vinculado a una mayor eficiencia, sustentabilidad, etc.
Considerando esa distorsión del uso original, será siempre necesario que los proyectos relacionados con la recolección de grandes volúmenes de datos sobre la ciudadanía estén en manos de organizaciones mixtas y que existan instancias de control y análisis, como institutos u observatorios ad hoc.
Ya se ha mencionado antes en este informe la existencia de aplicaciones computacionales en el mundo del código abierto y de uso gratuito que permiten replicar experiencias a nivel comunitario, las cuales pueden contribuir al desarrollo de proyectos de pequeña y mediana escala. Tales aplicaciones no solo facilitan la gestión de los proyectos de que se trate; también pueden contribuir a la interacción e intercambio de información con actores externos al grupo de trabajo de una determinada iniciativa, ya sea que contribuyan o que fiscalicen la actividad.
Por otra parte, hoy más que nunca existe información accesible en internet sobre cualquiera sea la materia que se desee estudiar. A nivel comunitario, es relativamente simple encontrar información en la web sobre proyectos de desarrollo local, reciclaje o actividades comerciales con base en el intercambio de bienes y servicios. Este acervo está disponible para que las comunidades, las organizaciones sociales y sus dirigentes propongan alternativas para resolver problemas que les aquejen, lograr mejoras en su calidad de vida, implementar proyectos de desarrollo, lograr que las autoridades visibilicen sus problemáticas, etc.
Proyectos del tipo Economías Solidarias, Colaborativas y Circulares, reforzados mediante el uso de elementos tecnológicos, como el software libre y el teléfono móvil, pueden ser grandes herramientas para que la comunidad, las organizaciones ciudadanas y otras agrupaciones sociales construyan sus propios caminos de desarrollo.
La información, que constituye la base de las aplicaciones digitales, es en sí un objeto complejo que obliga a plantearse preguntas respecto de su recolección, gestión, uso y formas de acceso, específicamente desde la perspectiva de la transparencia de tales procesos. En el caso del presente estudio ello no puede obviarse, considerando que el eje de las indagaciones es la posible aplicación o ampliación del uso de tecnologías digitales en la organización y administración de las ciudades. Desde esta perspectiva, la transparencia es una condición esencial. Y ello porque en el caso de la recolección de grandes volúmenes de datos es la ciudad misma, o sus habitantes, los que voluntaria o involuntariamente constituyen la fuente de la información, que proporcionan a través de sensores, dispositivos móviles y otros, como se señala en algunos de los casos revisados.
La información (data) crea una suerte de ciudad invisible para los habitantes, dado que sus actividades quedan registradas por sensores, cámaras, drones, globos, teléfonos móviles. También la información que circula en las redes sociales genera nuevos espacios públicos virtuales latentes, cuya potencia se manifiesta en los casos de emergencias, grandes manifestaciones, y en las formas de economías colaborativas y solidarias.
La pregunta que surge entonces es: ¿quién controla la información? En el caso de las aplicaciones de las grandes tecnologías, estas funcionan en un esquema up down, con algoritmos que operan desde grandes corporaciones o desde los gobiernos. En la demanda de transparencia, el data activism —el activismo de datos— ha aparecido en la sociedad civil con la propuesta del open data, esto es, el acceso abierto a la información para su utilización por la ciudadanía, puesto que ella ha sido su fuente.
La digitalización de una sociedad no es neutra; ocurre en países, ciudades reales, que presentan grandes desigualdades sociales, económicas, culturales, de género, que limitan el acceso a las tecnologías tanto en términos culturales como de infraestructura y equipos. En este marco, la digitalización de la sociedad, de las ciudades, puede incluso reforzar tales desigualdades.
Por lo general, los países que presentan un alto grado de digitalización lo han logrado por la continuidad de políticas públicas de largo plazo, con inversiones en desarrollo tecnológico, cultural y de infraestructura. Se debe tener en cuenta, sin embargo, que la alta digitalización de un gobierno no necesariamente coincide con igual nivel de democracia.
Los casos revisados y bibliografía complementaria muestran que la aplicación de las tecnologías no es una aventura solitaria. Así, algunas experiencias, por la magnitud de los recursos económicos y tecnológicos que implican, han exigido el compromiso de gobiernos centrales con grandes empresas especializadas; otras veces, el de gobiernos locales y la sociedad civil; y hay numerosos casos que operan a partir de la iniciativa de grupos menores que desarrollan mecanismos para la oferta de bienes y servicios utilizables por otros grupos, y que operan apoyados en plataformas tecnológicas. El punto es que todas estas alianzas operen en el marco de acceso abierto y uso abierto de las tecnologías y aplicaciones; que gobiernos, empresas y sociedad civil compartan la información a la que acceden o que generan.
Ninguna de las tecnologías o sistemas económicos mencionados en este estudio es nuevo, llevan ya un tiempo instalados en la realidad de nuestras sociedades. Sin embargo, ha existido recientemente una explosión de aplicaciones y usos que han, de alguna forma, afectado ciertas actividades económicas tradicionales. Algunas de ellas —por ejemplo, en el área del transporte— han sufrido un golpe casi letal, al ver amenazada su forma tradicional de operar por el surgimiento de nuevas propuestas y alternativas para el usuario, cambios a los cuales no han tenido la capacidad de adaptarse. El caso del transporte es solo una de las áreas que de alguna forma se han visto afectadas.
Más allá de la amenaza, sin embargo, están las posibilidades de usos y aplicaciones para apoyar actividades públicas y privadas a gran o pequeña escala. La idea es que no ocurran cosas como las del caso mencionado.
En momentos complejos, como los que nos toca vivir en la actualidad, sacar el mayor provecho posible de los recursos disponibles es una tarea prioritaria. Optimizar los servicios públicos, hacer más eficiente la planificación y entrega de beneficios sociales, mejorar la comunicación con la comunidad, son posibles en distintas escalas mediante el uso de las tecnologías y economías de las que trata este estudio.
Fuentes revisadas
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